Humanidad, valores y certeza.
Gloria Cuenca.
La
humanidad pasa por situaciones que nos resultan incomprensibles si las
analizamos con los parámetros que tradicionalmente acostumbramos a utilizar.
Requerimos entonces de conocer cuáles son los valores- es decir, lo que es
estimado- para entender qué pasa. Imprescindible,
para comprender lo que ocurre, tener un mínimo de coherencia interna. Es decir,
hay que pensar, sentir y actuar de forma consciente y congruente; para ello hay que seguir aquél viejo paradigma
que se encontraba a las puertas de la antigua academia de Grecia: “Conócete a
ti mismo”. En oportunidades creemos que
algo dicho en la antigüedad de la civilización occidental no tiene vigencia.
Sin embargo, muchos filósofos opinan, “que de los griegos para acá no hay nada
nuevo bajo el sol”. Podemos, al reflexionar al respecto, darnos cuenta de que,
efectivamente, el conocimiento de uno mismo es fundamental para esa
congruencia. Especialmente, es esencial y profundamente importante en los
momentos de crisis. Con verdadera sorpresa escucho sobre los continuados actos
de corrupción que se efectúan. Conoces personas, gente que sabes lo que tenía y te sorprendes del cambio de su “estatus económico”, que muchas
veces, la mayoría, no va a acompañada de
un cambio en su cultura y civilización. En otros casos, la promoción social,
lleva a otras promociones. Hay pendiente
una cuestión de valores, ética y principios. Eso de creer que “ser rico es
malo”, pero no se puede ver “un centavo o un cobre” porque la tentación se los
come, sobre todo cuando es dinero del Estado, de comisiones exageradas, de
envíos para misiones y obras estatales que nunca llegan a su destino, es de una
incoherencia patética. De allí que veamos a la nueva “boliburguesía”
derrochando estilo, ropa de marca, carros super lujosos y caros, en
contradicción con la prédica del socialismo del siglo XXI y asombrando a sus
compatriotas de los barrios, ranchos, refugios y caseríos. Al ver la
“prosperidad de algunos”, mientras a otros no les llegan los recursos
anunciados para resolver los problemas más elementales: vivienda, salud,
alimentación y seguridad, entre otros, y crecen los bienes, el dinero de los
dirigentes, -“supuestamente políticos”-
que “tuercen” el destino de los mismos para enriquecerse de manera obscena, sin
ninguno tipo de compasión por sus semejantes. Dicen defenderlos de los
burgueses y capitalistas irredentos.A pesar de todo nos mantenemos todos unidos en la alegría de la certeza de
la existencia de Dios. (A los verdaderos creyentes, por supuesto) Sabemos,
conocemos y creemos en la existencia de la Justicia Divina. Hay demostraciones
evidentes de ello. Sin embargo aquellos que “de repente se hicieron creyentes”
no saben leer las acciones de la Justicia Divina, ni la mano de Dios en
acontecimientos del planeta, de la región y de nuestro país que ocurrieron
recientemente. La vida tiene una ley de causa y efecto, a partir de allí
sabemos, como no hay posibilidades de engaños, trampas, robos, corrupción y
asesinatos que queden impunes para Dios. Con nuestro líder, Henrique Capriles, este es
un “mientras tanto” Dios termina sus acciones.
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