jueves, 31 de mayo de 2012

Aprendiendo a Ser.

   En la década del 70, (¡qué de años, ya!) después de importantes y concienzudos estudios, las Naciones Unidas designaron a un importante educador francés, Edgar Fauré para que coordinara, una comisión de alto nivel, y se hiciera un enjundioso estudio sobre los problemas de la educación. Debe tenerse en cuenta, que en la década de los sesenta, la educación en el planeta había sido cuestionada, prácticamente en los países más importantes del mundo. Ocurrió, la “revolución Cultural” en China. Que, no fue justamente, un ejemplo a seguir. Pero, desde allá surgió el llamado “cuestionamiento” que abarcaba,   aspectos de la educación. En Francia se produjo el “Mayo francés”, que “desorganizó” toda Europa. Especialmente, las críticas y los cuestionamientos se centraron en la enseñanza universitaria. En particular, Italia, Francia y Alemania, produjeron grandes “olas revolucionarias,” movimientos que llegaron a niveles increíbles, anarquistas y terroristas, incluidos. Costó mucho que se apaciguaran. El estudio realizado, produjo un texto, que en aquellos años era de obligatoria consulta: “Aprender a ser”. Resultado de esa investigación, se descubrió algo que es bastante fácil de entender: los seres humanos, hombres y mujeres, pasan por un crecimiento cronológico, que no ocurre del mismo modo en el plano psicológico, ni en todas las personas. De allí la conclusión del estudio: hay que aprender a ser. Esto resultó una revolución. En ese momento,  se planteó la evolución del humano, su desarrollo y crecimiento como persona, no necesariamente, de manera espontanea. Se entendió, por vez primera, que había que trabajar con las personas para que crecieran emocionalmente, “trabajaran terapéuticamente” conflictos existenciales no resueltos, con la finalidad de dejar atrás aquellos hechos traumáticos, que a la manera de un ancla retienen a las personas prácticamente, en un mismo estadio, sin poder superar lo que desde entonces denominamos “rollos”. Desde aquellos años, muchos de nosotros comprendimos la importancia de ser ayudados a crecer, a madurar. La terapia se hizo algo cotidiano y muy fácil de aceptar, para quienes teníamos la conciencia de que hay otra manera de vivir: sin odios, sin resentimientos, con responsabilidad por la vida que llevamos, aprendiendo de nuestros errores y pretendiendo una mejor calidad de vida. Sin embargo, hubo y hay gente, que creyó que podía cambiar la humano desde afuera, por decreto, con violencia, con persecución y doblegando la personalidad y la dignidad de sus congéneres. Con el paso de los años, ¿qué observamos? Es imposible, superar los traumas, las historias de la pequeña biografía, como decía Adolfo Herrera, sin hacer uso de ese instrumento maravilloso que es la terapia. Mucha gente piensa y cree que, a la terapia solo van los locos o perturbados mentales. En el Informe de Edgar Fauré, se habla de aprender a ser y, en aquellos años, se aceptó que, de lo que se trata es de aceptar que tenemos la obligación y la responsabilidad  de re –educarnos. Tenemos que evolucionar y crecer para vivir mejor. Esa es la verdadera y gran revolución: en paz, con amor y con valentía, también. Hace falta coraje para sentarse a revisar historias tristes, ubicar a los responsables, para finalmente, perdonar. Esa es la tarea, para aprender a ser.     

Perseguidores de oficio.

Sí hay algo que caracteriza al comunismo es la actitud de perseguir a  todos. Y, cuando escribo, que es contra todos, no exagero. Es así. El primer tipo de persecución es, contra quienes piensan distinto, y de allí, se inicia toda clase de odio, de hostilidad, de formas trágicas al colocar a los otros, en posiciones, no de gente que piensa distinto, sino de enemigos a los que hay que aniquilar. Usan muchas estrategias, que confunden a los demócratas, al aparentar que, también son demócratas. Pero, en realidad de lo que se trata es de la imposición por la fuerza de una ideología del fracaso. O, ¿es que hay un lugar en el mundo donde los comunistas, una vez impuesto su régimen de terror, han logrado algún éxito? Los fracasos del estalinismo, el maoísmo, el castrismo, entre otros regímenes, del mismo signo, han dejado un saldo de más de 100 millones de muertos, en el planeta, en su afán de imponer “la nueva ideología”. (¿Nueva? Anacrónica, desfasada y fracasada) Esto quedó en evidencia el domingo, cuando a la pacífica caravana, del candidato de la unidad, Henrique Capriles Radonski, mientras recorría Cotiza, le dispararon, hiriendo al joven hijo del Diputado Ismael García. Como siempre, los oficialistas, trataron de voltear la verdad, llegando al extremo de pretender pasar por mártires y de ser ellos los agredidos. A pesar de haberle quitado la cámara a la periodista y al reportero gráfico de Globovisión, hay un video en donde se ve claramente quien/o quiénes son los agresores. Además de eso, la valentía de una mujer, dirigente política, ahora con la unidad democrática, Andrea Tavares, tomó la valiente decisión, de reconocer a los militantes psuvistas, que se encontraban allí. No dio otro testimonio, porque ella no los vio disparar, pero si los reconoció. De inmediato, los “machistas del oficialismo” la comenzaron a amenazar y ella puso la denuncia ante el Ministerio Público. Andrea merece nuestro agradecimiento y reconocimiento. Seguro, que quienes saben de su coraje y honestidad, ahora tendrán una razón para descubrir hasta donde son capaces esta gente, para manipular y tergiversar la verdad. Queda claro, para la gran mayoría, que detrás de esas acciones desesperadas, está la mano y/o el pensamiento, de quien sabe que luego de más de 50 años en el poder, se le aproxima el fin de su dictadura comunista; dejará tras de sí una estela de hambre, miseria, inmoralidad, destrucción y ausencia de valores. La recuperación de Cuba, será difícil. También Venezuela y sus ciudadanos, deberemos afrontar el proceso de destrucción, al que nos ha sometido este régimen infame. Especialmente, tendremos que enfocarnos en los aspectos relativos a los valores. No será fácil, pero sí esperanzador. Desde el siglo XIX, hemos debido luchar por moralizar al país. El siglo XX, además de todas las luchas y aspectos logrados, quedó claro que la Ética es fundamental para la vida sana, en progreso y con verdadera independencia. Tendremos que abocarnos a nuevos desafíos y retos. Pero, tal como ha dicho nuestro candidato, “hay un camino” hacia la esperanza y el progreso.