sábado, 1 de marzo de 2014

La Crisis Continuada


Vivir en la crisis continuada en la que estamos, requiere de parte de todos nosotros, un esfuerzo sobre humano. Necesitamos un poco de paz y tranquilidad, ser capaces de analizar con serenidad la situación del país, para así comprender mejor las posibles salidas a esta circunstancia difícil que nos toca vivir. Me van a permitir, mis contradictorios lectores, hacerles algunos comentarios, -producto de algunas reflexiones- que han servido en  tiempos turbulentos y difíciles. No hay que olvidar: somos seres espirituales.  Nuestra proximidad con Dios y la Virgen debe ser cercana. A veces, olvidamos, hay una ruta trazada por Dios. Cada uno de nosotros tiene que vivir la vida lo mejor posible, incluso, en estos momentos complejos. Es muy importante, pensar en el amor y el perdón como sentimientos para la buena vida que todos aspiramos. No la tenemos fácil. Pregunto, ¿Cuándo ha sido  fácil algo en la vida? Esta  aproximación inicial  a esas  sensaciones,  permite entender  que la complejidad que nos toca vivir en la actualidad, tendrá un final, en la medida en que seamos capaces de ocuparnos con lo mejor de nosotros. ¿De qué se trata, entonces? Hay en estos momentos una importante masa crítica que día a día se incorpora a las luchas y vicisitudes. Se observa también un sector, que habla por hablar. Es decir, dejan que rumores, fantasías, chismes, habladurías y demás formas de desinformación se transmitan entre los diferentes corrillos y, por supuesto, por las redes sociales,  como si fueran hechos ciertos. Hay que tener la capacidad de saber distinguir qué cosas son ciertas y cuáles no. Hay “datos que no son reductores de incertidumbre, sino todo lo contrario,” desinforman. No hay que dejarse llevar por la maledicencia, mucho menos de aquellas frases que sin tener certeza, algunas personas se empeñan en repetir. La opinión es libre y hay libertad de opinión, sin embargo, de lo que se trata es, de preservar aquellos hechos que son ciertos y separarlos de situaciones que han surgido del egoísmo, la envidia, el deseo de protagonismo y demás patrañas que aparecen desde el ego. Importante recordar, que cada vez que se dice algo sin fundamento, ni comprobación, se puede empeñar la reputación y el honor de una persona. Hay que ser prudentes a la hora de hacer uso de informaciones que no se sabe de donde provienen. Vivimos tiempos difíciles como ya he escrito, hay que cuidarse de esos “rumores” que nos hacen creer que las cosas son fáciles de resolver. O, aquellos, que dicen cosas que, contribuyen a  desestabilizar emocionalmente, a quienes por desconocimiento o falta de información, no saben actuar dentro de un momento complicado, como el que vivimos. Los acontecimientos se han desarrollado con bastante velocidad, por cierto, como lo habían, previsto bastantes analistas, al sufrir el desabastecimiento, la falta de dólares, el incremento de la violencia, la dificultad para obtener el  papel para periódico, entre otras razones. Como hemos dicho y repetido, siguiendo al Presidente López Contreras: “Calma y cordura”, pero con sinceridad y verazmente, nos hace falta.   

Imprescindible Amor



Una querida e inteligente amiga, la Dra. Preciada Azancot, define al amor, “como el espacio seguro donde te sientes confortable”. Eso  puede ser el vientre de la madre, sus brazos amorosos, los brazos protectores del padre, el hogar, el cuarto, los cálidos  arrullos de los abuelos, el regazo de una buena nana. Al crecer, la escuela, tiene la obligación de ser un espacio seguro. ¿Qué encontramos? Una gran cantidad de niños acosados y que sufren el terrible “bullyn”. ¿Espacio seguro? Para nada. La vida en las ciudades, hace que nos sentimos abandonados. Antes de la aparición de ese espacio seguro, otra mujer de gran inteligencia  sin imaginarse jamás que esto  podía ocurrir en Venezuela, la Dra. Julia Barragán, señaló que era imprescindible en la democracia, la construcción del “espacio de convivencia”. Se trata de un verdadero espacio democrático en donde se puede hablar, discutir, exponer puntos contradictorios, sin que nadie sienta ninguna clase de temor.  El espacio seguro, debe ser previo al espacio de convivencia. Sin embargo es bueno recordar que el espacio seguro, es decir, el amor, es imprescindible para la sobrevivencia del humano. Esto se comprobó, cuando pequeños bebes, separados de sus padres murieron. Sí la falta de amor puede matar. Hace falta ese espacio seguro, cálido y verdaderamente humano, para que logremos sentirnos cómodos, confortables y seguros. Obviamente, esto no ocurre en nuestro país. Se ha desatado un odio, un deseo de venganza, un desconocimiento del otro, como nunca antes habíamos vivido. En diversas oportunidades he insistido en la necesidad del amor y del perdón. Sí. Todos los venezolanos nos sentimos abandonados, vulnerables, mal queridos. Hay  oportunidades, en el día a día, en que esto se puede observar. No es peor la sensación, por cuanto apenas nos sentamos a tomar un café, comprar el “escuálido” periódico, (por falta de papel), esperamos transporte, la natural simpatía de los venezolanos, -ahora bastante amargados y tristes- inicia la perorata acostumbrada: escases,  inseguridad, las colas, la carestía de la vida. Es de esa manera como pasa la cotidianidad.  Por eso hablo del imprescindible, como manera de “Regresar al amor” a la manera de otra gran mujer, Marianne Williamson. No es fácil sobrevivir en estos momentos, la cercanía de Dios, el amor imprescindible e incondicional,  y el perdón son fundamentales en  este tiempo de dificultades.