lunes, 29 de abril de 2013

Cuentas claras…


Cuentas claras…

 

Gloria Cuenca.

 

 

…conservan amistades. Refrán antiguo que, como todos los dichos populares está lleno de sabiduría. Las cuentas claras, se pueden referir a deudas. Dinero ganado en juego o en negocios, y, también, como no, en la sumatoria de notas obtenidas por alumnos, concursantes y, en votos. Nos encontramos en un impase, que se ha ido transformando en crisis política y Dios no lo quiera, se puede  convertir en una guerra civil. Y, sin embargo, sería tan fácil calmar las dudas, angustias y demás requerimientos del país entero, pues también los chavistas quieren que se efectué el conteo y confirmar o rechazar lo que ocurrió el 14A. Con sólo contar los votos de las cajas saldríamos de esta situación. Pero nada. A pesar de que Nicolás Maduro lo aceptó al principio, luego se arrepintió, (¿o, lo arrepintieron?) y, posteriormente, han montado en cólera -los del gobierno- por una petición legal y legítima de Henrique Capriles, de una manera que nos mantiene estupefactos a la gran mayoría de los venezolanos. Dicen –ellos, los oficialistas-que se trata de un golpe de estado; pocas veces he escuchado algo tan distante de la realidad: el líder de la oposición, pide, simplemente, con todo el derecho, que le concede la Ley y la tradición democrática, que se cuenten los votos. Ha ocurrido así en otros países, (Recientemente, en México, por ejemplo.) Las instituciones electorales, saben que eso se puede hacer, con bastante facilidad, y la motivación principal es no restarle legitimidad al nuevo gobernante de donde sea, además de que haya Paz y tranquilidad en la sociedad. Maduro, cuyo paso por la presidencia como encargado, dejó mucho que desear. Primero, fue designado como un heredero y luego con  una sentencia sin validez elaborada ad hoc, lo que para muchos constitucionalistas, careció de argumentación jurídica real y pareció una componenda más. El no aceptar el recuento de los votos, estimula la alarma  y la zozobra en el país, lo que definitivamente no se necesita. Esta clara la responsabilidad, tanto del CNE, como del propio Maduro, al no aceptar el llamado “conteo” que esta crisis se agudice. La actitud de la mayoría del CNE, (las 4 rectoras que usan el brazalete que identifica al oficialismo)  no se han molestado en hacer una reunión con el Rector Vicente Díaz, quien desde el 14 de abril planteo la necesidad de abrir las cajas y discutir porque hacer el recuento de los votos. No obstante esto, con una soberbia sorprendente, dichas  funcionarias niegan tal posibilidad. Entonces, la duda que existió, pasa a ser más que razonable, y las especulaciones están a la orden del día. La pregunta que se hacen todos los demócratas: ¿por qué este temor al recuento? ¿qué pasa? ¿por qué se oponen a un hecho tan absolutamente pertinente? “Piensa mal y acertarás” dice otro dicho popular. No nos queda otro remedio que pensar mal y ahora sí, perder la confianza en el CNE. Sí estimados y contradictorios lectores, muy difícilmente, creeremos en el futuro en semejante organismo. 

domingo, 28 de abril de 2013

Liderazgo, responsabilidad y servicio.


Liderazgo, responsabilidad y servicio.

 

Gloria Cuenca.

 

 

           Encontré en el libro: “Sincronicidad , el camino interior hacia el liderazgo” de Joseph Jaworski, (Edit. Paidos.1999) la respuesta a muchas de las inquietudes que sobre ese aspecto tengo. Un aspecto fundamental refiere a que “el liderazgo tiene que ver con la creación de nuevas realidades”. Al analizar la oración anterior, encontré que se ajusta a lo que se requiere y se necesita en este momento en Venezuela: es imprescindible lograr una acción que nos permita alcanzar una realidad distinta a la de hoy. Necesitamos Paz, (si, con mayúscula), requerimos de una administración diferente, honesta y eficaz, precisamos de un verdadero plan para la reconstrucción del país. Al plantear, la responsabilidad como un segundo aspecto, nos referimos a la consecuencia que debe asumir quien dirige un país. Tiene la obligación de responder, por  peticiones, anhelos y especialmente, por las necesidades. Sabemos, sin ir a análisis, ni a diagnósticos científicos  más profundos, de cuales problemas padecemos: la pobreza, la inseguridad, la educación, la honestidad, la eficacia en la gestión pública básicamente y un aspecto, que muchas veces olvidamos, que “el liderazgo se ejerce cuando se sirve adecuadamente”. Escoger a un líder que tenga como prioridad el servicio a los ciudadanos, en su más plenario sentido resulta de importancia.  Con esta visión, muchos de los que se pelean el poder, ya no lo les interesaría.  ¿Por qué? Muy fácil de entender hay un grupo de líderes a quienes les gusta el poder, no para servir a los ciudadanos, si para tener poder, “absoluto” o “mediano” sobre sus compatriotas. Otros aspiran a tener ese poder para enriquecerse. Nunca con honestidad, sino sobre la base de transacciones, que les permiten tener acceso a la riqueza y de paso al poder, al tener gente que está dentro del régimen y que les permiten hacer negocios turbios. En otras oportunidades,  aparece una nueva figura, el “testaferro” o presta nombre,  sirve para tapar los negocios sucios de alguna gente y  seguir atesorando riquezas. Hay quien  nunca se cansa de tener y aumentar el dinero. (No importa el origen de éste ) De manera que líderes que tengan claro su misión de servir a los demás no se encuentran con facilidad. Otro aspecto fundamental en el proceso de liderazgo de servicio, es el concepto de que ese líder, “cree en sí mismo”, se siente capaz de hacer transformaciones con su tarea de servicio.   

Humanidad, valores y certeza.

 

Gloria Cuenca.

 

 
 La humanidad pasa por situaciones que nos resultan incomprensibles si las analizamos con los parámetros que tradicionalmente acostumbramos a utilizar. Requerimos entonces de conocer cuáles son los valores- es decir, lo que es estimado- para entender  qué pasa. Imprescindible, para comprender lo que ocurre, tener un mínimo de coherencia interna. Es decir, hay que pensar, sentir y actuar de forma consciente y congruente;  para ello hay que seguir aquél viejo paradigma que se encontraba a las puertas de la antigua academia de Grecia: “Conócete a ti mismo”.  En oportunidades creemos que algo dicho en la antigüedad de la civilización occidental no tiene vigencia. Sin embargo, muchos filósofos opinan, “que de los griegos para acá no hay nada nuevo bajo el sol”. Podemos, al reflexionar al respecto, darnos cuenta de que, efectivamente, el conocimiento de uno mismo es fundamental para esa congruencia. Especialmente, es esencial y profundamente importante en los momentos de crisis. Con verdadera sorpresa escucho sobre los continuados actos de corrupción que se efectúan. Conoces personas, gente que sabes lo  que tenía y te sorprendes del  cambio de su “estatus económico”, que muchas veces, la mayoría, no va a acompañada  de un cambio en su cultura y civilización. En otros casos, la promoción social, lleva  a otras promociones. Hay pendiente una cuestión de valores, ética y principios. Eso de creer que “ser rico es malo”, pero no se puede ver “un centavo o un cobre” porque la tentación se los come, sobre todo cuando es dinero del Estado, de comisiones exageradas, de envíos para misiones y obras estatales que nunca llegan a su destino, es de una incoherencia patética. De allí que veamos a la nueva “boliburguesía” derrochando estilo, ropa de marca, carros super lujosos y caros, en contradicción con la prédica del socialismo del siglo XXI y asombrando a sus compatriotas de los barrios, ranchos, refugios y caseríos. Al ver la “prosperidad de algunos”, mientras a otros no les llegan los recursos anunciados para resolver los problemas más elementales: vivienda, salud, alimentación y seguridad, entre otros, y crecen los bienes, el dinero de los dirigentes, -“supuestamente  políticos”- que “tuercen” el destino de los mismos para enriquecerse de manera obscena, sin ninguno tipo de compasión por sus semejantes. Dicen defenderlos de los burgueses y capitalistas irredentos.A pesar de todo  nos mantenemos  todos unidos en la alegría de la certeza de la existencia de Dios. (A los verdaderos creyentes, por supuesto) Sabemos, conocemos y creemos en la existencia de la Justicia Divina. Hay demostraciones evidentes de ello. Sin embargo aquellos que “de repente se hicieron creyentes” no saben leer las acciones de la Justicia Divina, ni la mano de Dios en acontecimientos del planeta, de la región y de nuestro país que ocurrieron recientemente. La vida tiene una ley de causa y efecto, a partir de allí sabemos, como no hay posibilidades de engaños, trampas, robos, corrupción y asesinatos que queden impunes para Dios.  Con nuestro líder, Henrique Capriles, este es un “mientras tanto” Dios termina sus acciones.