A
la conducta, no a la persona.
Gloria Cuenca.
En los inolvidables “Laboratorios de Comunicación Humana” que por
años impartió Adolfo Herrera en la Escuela de Comunicación Social de la UCV,
uno de los aspectos que más enseñaba era cómo dar retroalimentación en
comunicación, el llamado “feed back”,
tomado de la cohetería espacial. Se trata, explicaba Adolfo, de utilizar el
importante recurso comunicacional, que es la retroalimentación, con el fin de
evitar la crítica despiadada, la hipercrítica y, lo que más interesa,
evitar la descalificación. ¿Cómo y qué
hacer? En primer lugar, señalaba lo que sirve de título al escrito. La
información que debía darse a la persona, sobre sí mismo, debe ser a su conducta, que es modificable, nunca a la
persona, pues pudiera atentar contra la esencia del ser y es lo que implica la
hipercrítica y la descalificación. A este aspecto le seguía la descripción lo más concreta posible de lo
que se quería señalar en la persona, para motivar el cambio. También se
considera que es importante dar el feed
back o retroalimentación, de manera oportuna, es decir en un tiempo adecuado
para lograr el propósito. Éste preámbulo significa que pretendemos,
transcurrido el duelo oficial por la muerte del Presidente, demostrar que no
queremos descalificar, ofender, ni hacer ninguna expresión que pueda considerarse
como alguna palabra pesada o mal intencionada. Queremos si, a manera de
retroalimentación, recordar algunos hechos que han sucedido en estos últimos
años y establecemos algunas premisas. El
gobierno conducido por Hugo Chávez ha sido un largo proceso de sufrimiento para
quienes lo adversamos desde sus comienzos. Especialmente, fue duro y difícil
para quienes nos dimos cuenta de que se trataba de un intento de “cubanizar” a
Venezuela. Al principio, por allá en los comienzos del siglo XXI, negó enfáticamente
que fuese comunista. Sin embargo, con el devenir de los acontecimientos se vio
claramente, hacia donde se dirigía su acción. El despido de 20.000 trabajadores
de la industria petrolera, en una acción sin precedentes y que la ha
conducido al desastre que hoy se
observa, con accidentes, sin mantenimiento, pérdidas económicas. También agredieron a las familias que apoyaron
la huelga petrolera. Las imágenes de niños,
ancianos y mujeres expulsados de los campos petroleros, es muy difícil
que se borren del pensamiento. La
entrega de la soberanía a Cuba, la amistad con líderes antidemocráticos del
mundo. El cierre de Radio Caracas Tv, el robo de sus equipos, la pérdida de más
de 5 mil puestos de trabajo, en el primer cierre y de 1500 en el segundo. La
terrible lista Tascón que martirizó, y aún lo hace, a millares de
venezolanos-as, que firmaron a favor del revocatorio del Presidente. No es
posible olvidar la muerte en las calles a manos de delincuentes, en estos 14
años, de más de 150.000 personas. Hay una parte del pueblo que ama la memoria
del Presidente, se le respeta su dolor. Pero, que respeten también nuestros
dolores, pérdidas, angustias, de lo que hemos vivido durante la mal llamada
“revolución bonita”.