viernes, 11 de marzo de 2011

CIENCIA Y ESPIRITUALIDAD





Gloria Cuenca.


A la memoria de Orlando Leal P.



 Fue al comienzo de la década de los noventa cuando reencontré a Orlando Leal Pinto. Era una conferencia sobre la Energía y su importancia. Venía, yo, ya  de regreso de las ideas marxistas y por encima de todo había recuperado la Fe. Digo que lo reencontré, por cuanto Orlando también fue comunista, como yo.  Él, unos cuantos años menor. Militamos en aquellos años en la Juventud Comunista Universitaria. Su conferencia, era justamente sobre ciencia y espiritualidad. Profesor Asociado en la Facultad de Ciencias, con un PHD en Bioquímica en la Universidad de Chicago, venía del mundo de la ciencia. Se atrevió a exponer sus novedosas ideas ante un público variado y heterogéneo. Posteriormente, contó sus experiencias en la Universidad de Bárbara Brenan, en New York. Tuve la fortuna y el deseo de regresar a mis creencias en Dios, y  encontrar a alguien  serio y formado como Orlando, fue una agradable sorpresa. Expuso la vinculación entre  ciencia y  espiritualidad; que no la religión. Nos contó,  la trascendencia que pensadores, como Albert Einstein, creyente, y en busca de una comprobación científica de la existencia de Dios, daban a la relación entre la ciencia y la espiritualidad. Nos enseñó  la vital importancia de la física cuántica en todo este proceso energético y dinámico lo que me resultó apasionante y fascinante. Como ocurre siempre y algo despierta mi pasión, hice todos los cursos que dictó y fue un invitado permanente en mis clases del Seminario Comunicación y Calidad de Vida, en la búsqueda constante, de que los futuros comunicadores sociales, abrieran su mente, a esto que se sucede entre ciencia y espíritu. Algunos  no entendieron su mensaje. Otras, no quisieron entender. La gran mayoría de esos alumnos recibió del  gran Maestro un mensaje fascinante en relación a la existencia de Dios, los conceptos de las diferentes dimensiones, las distintas teorías, que genios y sabios, formulaban para dar respuesta a todas las inquietudes que se les presentaban. En este domingo de resurrección quiero rendirle este pequeño homenaje. Recordar sus frases de aliento, su enorme deseo de paz, amor y concordia, a pesar de su vida, como la de todos los humanos, llena de sufrimientos y conflictos. ¡Que  falta hacen sus charlas y conferencias,  consejos y explicaciones! ¡Dios lo tenga cerca!  

¿ME PASË?


                                              


                                                             Para Víctor y Adolfo Ochoa P. con el amor
                                                            y la amistad de siempre…







                                                          Gloria Cuenca.




               Entre las muchas cosas maravillosas que tengo a estas alturas de la vida está la amistad. Soy muy afortunada, tengo amigas y amigos desde hace muchos años, más de 50 años. Tengo amigos, heredados de mi padre, algo extraordinario, puesto que ya tiene 45 años de haber fallecido. Tengo innumerables amigos que fueron mis alumnos y alumnas. Amigos entre mis compañeros de estudio. Tengo amigos, entre muchos familiares, siento que soy amiga de mis hijos y pretendo serlo de mis nietos. Creo, además que soy una buena amiga. Hago esta aclaratoria, por cuanto me cuenta Víctor Ochoa P., arquitecto que vive en Pekín hace más de 2 décadas, que oyó decir a alguien, que “yo me había pasado”. En sus palabras noté, que él sintió se me había criticado. Agradezco su afecto. Me llegó la amistad y el afecto de quien conocí siendo un niño, y yo una joven e irreverente comunista. La verdad, no tengo problemas en admitir que, efectivamente, me pasé. No me siento mal por eso, todo lo contrario. Debo decir, que así fue: Me pase de la dictadura del proletariado a la democracia liberal, del autoritarismo más cerrado y absurdo a la comunicación dialogante y abierta, de los dogmas a las dudas, metodológicas y empíricas, del anacronismo a la post modernidad, de ser atea a creer en Dios y  de la dictadura a la libertad. No me puedo sentir ofendida,  por que se diga que me pasé. Esos juicios de valor que usan los queridos camaradas todavía sometidos a los dogmas y a la rigidez ideológica, solo me dan una cierta tristeza, cuando provienen de gente  joven que lo que  hace, es repetir slogans, consignas, tópicos y lugares comunes de revolucionarios adocenados y fuera de tiempo.  Ya  incorporados a la costumbre impuesta de no pensar, contradiciendo la consigna maoista de “aprender a pensar con cabeza propia”. Consigna, que los  chinos olvidaron hasta que Teng Shiao Pin, planteó, “no importa de que color es el gato, lo que importa es que cace ratón”. Si efectivamente, se pensara con cabeza propia y se actuara de acuerdo, otro gallo habría cantado en los procesos revolucionarios, todos fracasados. Me pasé y ¡Gracias a Dios!     

domingo, 13 de febrero de 2011

LA CAPERUCITA Y EL LOBO


Caperucita y el lobo.


Gloria Cuenca.


   Para quienes amamos los cuentos infantiles, la Caperucita Roja es uno de los favoritos. Sin embargo, es importante destacar, que el cuento tiene diversas lecturas. La visión que se puede hacer sobre el destino de Caperucita, advertida por su madre y otros personajes del cuento, sobre los riesgos que va a correr y las precauciones que debería tomar para no caer en manos del lobo, lo que finalmente ocurre, implica que Caperucita se confió y se dejó engañar por el feroz lobo disfrazado de abuelita. La moraleja del cuento se presenta  y a los personajes los podemos identificar con facilidad. Cada uno desempeña un rol. Cada circunstancia y momento del cuento nos hace ver la intención sanguinaria del lobo que se presenta pretendiendo poner cara de bueno, imitando a la dulce abuelita. Sin embargo, la niña se da cuenta de que ese, peludo, colmillos grandes, con una bocaza, orejas grandes y ojos enormes, no es su abuelita. No obstante, a pesar de los avisos y de su percepción cede y resulta devorada. Hay por allí historias y chistes que hacen ver que Caperucita no quiso o no pudo ver, el peligro  que corría, realmente. Así sucede en la vida real y especialmente, en circunstancias como las que vivimos. En la llamada “rendición de cuentas” que hizo el innombrable, ante la Asamblea Nacional, ahora configurada de manera distinta, estaba vestido de abuelita. (Eso sí, con un reloj, tan costoso, que fue la comidilla de todo el mundo) Hay que tener cuidado y darse cuenta que estaba exactamente, representando un rol para que fuera visto en el extranjero, donde su reputación y carisma no le sirven ya de nada, por cuanto  ha sido acusado de dictador, y hasta el insulso Inzulsa, lo criticó. Ese era el propósito del disfraz de la abuelita, dulce, tolerante, comprensiva y especialmente, dialogante, buscando engañar y fingiendo un ser demócrata que de verdad no le cuadra.  Me pregunto, si el disfraz no fue demasiado grotesco. Para quienes como yo nunca fuimos engañadas, aquello resultaba de risa. Observé, no obstante, entre los análisis realizados, que algunos ingenuos todavía creen en su sinceridad. Pocas veces ha habido alguien tan hipócrita como este lobo, disfrazado de abuelita, intentando hacerse pasar por buena gente, demócrata, tolerante, en otra tónica. Tengo que expresarlo, pero no me convenció de nada de lo que dijo. Sus mentiras se oyeron muy falsas. Las hizo pensando que todavía es creíble, pero sospecho que perdió su tiempo. Cada vez menos la gente cree en él. Cada día se demuestra más la ineficacia. La corrupción explota como una gran pústula desde las entrañas del gobierno. Las mentiras se descubren con facilidad, porque hasta mal dichas son. Como si fuera poco este conjunto de desastres, los miles de damnificados, pasando por toda clase de penurias y el lobo disfrazado de abuela, pretendiendo usarlos y manipularlos para sus perversas intenciones. En algunos finales del cuento, el lobo no logra su propósito: el leñador, el cazador y hasta los padres de la Caperucita intervienen para someter al lobo e impedir que se coma a la niña. En otros, el lobo se la come y ya no hay nada que hacer. Hay que poner atención, no caer en trampas y continuar en nuestro proceso de reconquistar espacios. Para el lobo la democracia es una farsa. Hay que demostrarle que no es así y que, daremos la pelea hasta derrotarlo democráticamente.

martes, 25 de enero de 2011

INVENTANDO EL AGUA TIBIA (El Regional del Zulia)


Inventando: el agua tibia.



Gloria Cuenca.






Los comunistas, marxistas leninistas, maoístas, castristas, chavistas se destacan por la ignorancia que reflejan en todas sus posiciones, decisiones y actuaciones. Muy poco de los seguidores del “proceso” se han sometido al estudio de las obras de los “padres del comunismo”. Sin embargo, el innombrable, se sabe de memoria a Mao en lo que se refiere en sus estrategias para desarrollar la división, el desencanto y la traición entre la población y sus seguidores. De allí que, aún cuando siempre creo en aquello, de que “al inocente lo protege Dios”, es necesario estar alertas sobre lo que están tramando para tratar de seguir doblegando y sometiendo al país. Como siempre, están desactualizados en todas las materias que se refieren a la historia de Venezuela y más aún a la historia de la academia. Además de hacer un enfoque distorsionado al analizar los hechos,  creen que están inventando el “agua tibia” en cada circunstancia. Puedo hablar con seguridad sobre esto, porque fui protagonista de primera fila del movimiento de renovación universitaria, en los ya lejanos finales de los 60 y comienzos de los 70. Algunos de los planteamientos que nos quisieron vender en la ley que, gracias a Dios, a los universitarios y a los demócratas del país, no se puso en vigencia, (pero, que ojo, no hay que descuidarse) era la paridad entre los obreros, los estudiantes, los empleados y los profesores a la hora de seleccionar las autoridades. Por otra parte, la tan cacareada participación, que hasta en la Constitución de la República está, como si fuera un gran logro y una novedad. Recordemos, a pesar de los años transcurridos, como en efecto se puso en práctica en algunas Facultades y Escuelas de la Universidad Central de Venezuela, vía los Consejos de Escuelas y Consejos de Facultad, esa paridad y participación. (Especialmente, en la Escuela de Comunicación Social) Es verdad, que durante el mandato del Dr. Caldera se intervino la universidad y luego se produjo la reforma de la Ley que nos ha regido por todas estas décadas. Fuimos expulsados de la universidad, aproximadamente 33 profesores. La única mujer fui yo. Antes de la expulsión, habíamos puesto en práctica, todo lo que en esta invención del socialismo del siglo XXI, quiere hacernos creer es una gran novedad: paridad y participación. Resultó un gran fracaso. Empleados y obreros fueron electos con la participación de todos, y se inhibieron rápidamente. No querían asistir, por cuanto el trabajo ordinario se les atrasaba. Mientras que la participación, las asambleas, las discusiones y los foros, pronto fueron abandonados, quedándose una minoría  en los debates y a discutir. De manera que hacer creer a estas alturas que se trata de democratizar la universidad es una de las grandes fantasías y falacias del régimen. No se puede descuidar la defensa de la autonomía y la universidad, debemos seguir atentos y vigilantes, por cuanto por ignorancia y/o mala fe quieren destruir una de las instituciones más prestigiosas del país: la universidad.  

EL MUNDO AL REVÉS (Ultimas Noticias)


El mundo al revés.


Gloria Cuenca.


                     Al escuchar las barbaridades que la gente del oficialismo dijo en la instalación de la Asamblea Nacional, recordé a un hombre inteligente y culto, de izquierda radical, quien en el momento de la Renovación Académica  era el mentor de buena parte de las locuras que cometíamos. Se trata del Dr. Pedro Duno, brillante filósofo y un revolucionario comprometido con todo lo que él, y nosotros, por aquellos años creíamos. Murió en 1998.  A poco de los sucesos universitarios de la renovación, ocurrió la invasión a Checoeslovaquia para acabar con la llamada “Primavera de Praga”. Como idealistas y personas que pensábamos que la URSS era la “Patria del Hombre” sufrimos un impacto  mayor  con esa invasión, que lo que había significado el retiro de los cohetes de Cuba por acuerdo entre Kroushev y Kennedy, sin que los revolucionarios cubanos pudieran hacer nada. Se pusieron de acuerdo, los dos imperios, USA y la URSS y Cuba quedó como la guayabera. Fue un terrible sufrimiento, porque no se imaginan quienes nunca han estado en el ámbito de la revolución, como se sufre, cuando se cree en ellos, al suceder  hechos contradictorios y absurdos, y no hay una explicación  para los militantes. El cuento es que Pedro, frente a ese desastre y lo que ocurría en la  Facultad de Humanidades y en la Escuela de Comunicación Social de la Universidad Central, tomadas por los estudiantes y un grupo de profesores, entre quienes me encontraba y él también, me dijo algo que nunca he podido olvidar. Teníamos que suspender la toma, ya no se podía más; sin embargo, algunos estudiantes no querían suspenderla  nos acusaban, como ocurre siempre, de traidores y de querer pactar con las autoridades interinas y hasta con el gobierno. Todo falso. Ante nuestra angustia y en la búsqueda de una respuesta, Pedro dijo: “Para ser un revolucionario radical, hay que estar un poco loco. Con el mundo al revés para empeñarse en obligar a la gente a pensar como uno, y peor aún a actuar como revolucionario”. Al ver a los pobres diputados del oficialismo, encabezados por gente que alguna vez, pensé  era independiente, que apoyaron el bodrio de la ley de universidades y luego, aceptaron su veto mansamente, me vino a la memoria la frase de Pedro Duno G, tan pertinente y tan ajustada al momento. Hay que estar loco para intentar convencer a los demócratas venezolanos, que  somos mayoría,  que ellos, los oficialistas, son los que tienen la razón.