viernes, 11 de marzo de 2011

¿ME PASË?


                                              


                                                             Para Víctor y Adolfo Ochoa P. con el amor
                                                            y la amistad de siempre…







                                                          Gloria Cuenca.




               Entre las muchas cosas maravillosas que tengo a estas alturas de la vida está la amistad. Soy muy afortunada, tengo amigas y amigos desde hace muchos años, más de 50 años. Tengo amigos, heredados de mi padre, algo extraordinario, puesto que ya tiene 45 años de haber fallecido. Tengo innumerables amigos que fueron mis alumnos y alumnas. Amigos entre mis compañeros de estudio. Tengo amigos, entre muchos familiares, siento que soy amiga de mis hijos y pretendo serlo de mis nietos. Creo, además que soy una buena amiga. Hago esta aclaratoria, por cuanto me cuenta Víctor Ochoa P., arquitecto que vive en Pekín hace más de 2 décadas, que oyó decir a alguien, que “yo me había pasado”. En sus palabras noté, que él sintió se me había criticado. Agradezco su afecto. Me llegó la amistad y el afecto de quien conocí siendo un niño, y yo una joven e irreverente comunista. La verdad, no tengo problemas en admitir que, efectivamente, me pasé. No me siento mal por eso, todo lo contrario. Debo decir, que así fue: Me pase de la dictadura del proletariado a la democracia liberal, del autoritarismo más cerrado y absurdo a la comunicación dialogante y abierta, de los dogmas a las dudas, metodológicas y empíricas, del anacronismo a la post modernidad, de ser atea a creer en Dios y  de la dictadura a la libertad. No me puedo sentir ofendida,  por que se diga que me pasé. Esos juicios de valor que usan los queridos camaradas todavía sometidos a los dogmas y a la rigidez ideológica, solo me dan una cierta tristeza, cuando provienen de gente  joven que lo que  hace, es repetir slogans, consignas, tópicos y lugares comunes de revolucionarios adocenados y fuera de tiempo.  Ya  incorporados a la costumbre impuesta de no pensar, contradiciendo la consigna maoista de “aprender a pensar con cabeza propia”. Consigna, que los  chinos olvidaron hasta que Teng Shiao Pin, planteó, “no importa de que color es el gato, lo que importa es que cace ratón”. Si efectivamente, se pensara con cabeza propia y se actuara de acuerdo, otro gallo habría cantado en los procesos revolucionarios, todos fracasados. Me pasé y ¡Gracias a Dios!     

1 comentario:

  1. Me encantò este post y me da una profunda alegría leer a la profe. Se le quiere y aprecia mucho, igual que a papá Adolfo. Gracias por existir y por darnos a los que pasamos por la ECS la oportunidad de conocerles y aprender de ustedes. Gracias por ser tan humanos y por decir las cosas claramente.
    Espero que ahora la profe dé otro paso en el mundo digital e incursione en Twitter y Facebook para compartir sus ideas.
    Un gran abrazo y mis cariños.
    Carolina Briceño Peña

    ResponderEliminar